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Valentina abrió su primera red social cuando tenía trece años. Sus padres se lo permitieron porque, según ella, todos sus compañeros de colegio ya tenían su propio perfil. Luego llegó Snapchat (que le duró poco porque ya podía hacer videos instantaneos en Instagram) y más tarde apareció Tik Tok. Twitter y Facebook nunca le interesaron porque era “de viejos” y además tocaba leer demasiado.
Al principio le gustaba mirar las fotos de sus amigas, luego fue siguiendo más personas, conociendo más gente en la red y se volvió “follower” de varios artistas reconocidos. Su mundo se llenó de fotos de yates privados, de fiestas, de gente hermosa vestida a la última moda, de zapatos de marca, de comida recomendada por influencers reconocidos. A Valentina le dejó de interesar lo que pasaba en el colegio, pues era mucho más llamativo lo que publicaba Ariana Grande. Poco a poco dejó inclusive de interactuar con sus compañeros, ya que prefería mandar una foto de sí misma en un restaurante, en un paseo o lista para salir al colegio, y, por supuesto, revisar varias veces para ver cuántos “likes” había alcanzado.
Pronto se empezó a sentir mal con su cuerpo, el apartamento donde vivía le parecía cada vez más pequeño y todo lo que hacía con su familia le parecía que no era lo suficientemente emocionante como para hacer una “story”. Empezó a tomar únicamente batidos “sanos” que recomendaban en sus cuentas preferidas y publicaba cada batido que preparaba. Después dejó de tomarse selfies pues le parecía que no se veía bien, por más filtros que les pusiera.
Hasta las vacaciones, que siempre pasaban en la finca de los abuelos, le parecían poco comparadas con las playas que “posteaban” sus contactos. Pero lo peor fue cuando su familia decidió irse de camping un fin de semana “a desconectarse”. Estuvo todo el fin de semana comiéndose las uñas, de mal genio y con ganas de llorar. Solo se tranquilizó cuando volvieron a aparecer las tres rayitas que indicaban que su celular tenía cobertura nuevamente.
Sus padres comenzaron a notar los cambios, cada vez estaba menos presente y más irritable. Se preocuparon y hablaron con ella, le preguntaron si algo andaba mal en el colegio, si había peleado con sus amigas y trataron de indagar por Sebastian, el chico que le gustaba. Pero ella les aseguró que todo estaba perfectamente: les dijo que Sebastian ya no le interesaba y que el problema era que le estaban poniendo muchas tareas. Como le prohibieron usar el celular en la mesa, comía poco para no perderse de nada y pasaba horas haciendo scroll antes de dormirse.
Se levantaba temprano para mirar qué había pasado durante la noche. En el colegio se quedaba dormida en las clases y los dolores de cabeza eran cada vez más frecuentes. Un día tuvo que ir a urgencias para que le pusieran una inyección porque no soportaba el dolor. La doctora de turno se percató que apenas los analgésicos hicieron efecto, había sacado el teléfono para revisarlo. Antes de darle de alta, la doctora insinuó que podía tener una adicción a las redes sociales.
Sus padres preocupados buscaron en Internet si de verdad existía algo así como una adicción a las redes sociales. Fué así como descubrieron que Valentina sufría varios de los problemas relacionados con las redes sociales:
Luego de comprobar que Valentina efectivamente presentaba algunos de estos problemas, acudieron a un psicólogo holístico con quien inició una terapia para encontrar las causas de su adicción. Le recomendó tomar la esencia floral Don Diego, una esencia que por tener un gran poder desintoxicante ayuda a liberar hábitos de adicción, aporta vitalidad, equilibrio, moderación y relajación, despierta la creatividad y brinda mayor interés por la vida. Empezó tomando cinco gotas varias veces al día, cuando sentía la necesidad de volver a mirar las redes.
Además aprendió varias técnicas de Mindfullness que le ayudaron en la primera etapa y fue retomando las relaciones cara a cara. Le sirvió mucho entrar a un gimnasio que estaba cerca de su casa al cual iba todas las tardes sin falta. Poco a poco se dió cuenta que revisaba menos su celular e incluso había días en que se le olvidaba en la casa.
Si la historia de Valentina resuena contigo, puedes empezar respondiendo las siguientes preguntas tomadas de un cuestionario propuesto en un estudio científico sobre los posibles desórdenes de las redes sociales [27]:
Responde las siguientes preguntas:
Si tu respuesta es afirmativa en la mayoría de estas preguntas, es muy posible que tengas un problema con las redes sociales. Luego de reconocer que tienes un problema, lo importante es que busques la manera de limitar su uso.
[1]. https://drive.google.com/file/d/1EH7PRJ7zFDPVB1lcsr1GfJXv4Zf-56ER/view
[2]. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8001450/
[3]. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3491066/
[4]. https://sci-hub.se/https://doi.org/10.1080/09291016.2019.1620487
[5]. https://sci-hub.se/https://doi.org/10.1089/cyber.2015.0107
[6]. https://sci-hub.se/https://doi.org/10.1016/j.chb.2013.02.014
[7]. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5143470/
[8]. https://sci-hub.se/https://doi.org/10.1016/j.socscimed.2017.03.061
[9]. https://sci-hub.se/https://doi.org/10.1016/j.psychres.2018.05.023
[10]. https://sci-hub.se/https://doi.org/10.1111/camh.12373
[11]. https://sci-hub.se/https://doi.org/10.1016/j.chb.2013.10.049
[12]. https://sci-hub.se/https://doi.org/10.1016/j.jad.2016.08.040
[13]. https://sci-hub.se/10.1037/adb0000160
[14]. https://bmcpublichealth.biomedcentral.com/articles/10.1186/1471-2458-14-1022
[15]. https://sci-hub.se/10.1089/cyber.2015.0055
[16].https://drive.google.com/file/d/1cYq9NDGkqB10IlBfRJRRhMGSs1SBWaOj/view?usp=sharing
[17]. https://sci-hub.se/https://doi.org/10.1016/j.avb.2015.10.001
[18]. https://sci-hub.se/10.1001/jamapediatrics.2015.0944
[19]. https://jamanetwork.com/journals/jamapediatrics/article-abstract/1840250
[20]. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6444915/
[21]. https://www.jahonline.org/article/S1054-139X(13)00214-0/fulltext
[22]. https://sci-hub.se/https://doi.org/10.1016/j.childyouth.2019.104511
[23]. https://sci-hub.se/10.1016/j.adolescence.2018.07.012
[24]. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3812323/
[25]. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5457530/
[26].https://drive.google.com/file/d/15OUjh-itDVIjd7G-VkaPE8F-J0CT70en/view?usp=sharing
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